22.12.09

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Mientras los pájaros graznan,
los cerdos se ríen y enseñan el crucifijo bajo la sotana.
Vuelven a morder manos,
arrancan uñas que miran al cielo,
que se santiguan por el camino,
que adoran el vino,
que absuelven pecados, que viven cual reyes.
Y los dedos se sienten morir sin las uñas,
se saben feos sin uñas,
incompletos, truncados, imperfectos sin las uñas,
y rezan: "por mi culpa, por mi gran culpa,
que quitas el pecado del mundo, santificado sea tu nombre,
no soy digno de que entres en mi casa,
pero una venda en los ojos bastará para sanarme".
¡Que yo no he hecho nada!
¡Que cese ya el dedo de acusarme!
¡Que vivo este mundo, que no creo en mierdas!

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