14.12.10

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Si puedes mirar, ve.
Si puedes ver, repara.

x.LibroDeLosConsejos.x

22.9.10

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Los dolores en Martín
se habían ido acumulando uno a uno sobre sus espaldas de niño,
como una carga creciente y desproporcionada (y también grotesca),
de modo que él sentía que debía moverse con cuidado,
caminando siempre como un equilibrista
que tuviera que atravesar un abismo sobre un alambre,
pero con una carga grosera y maloliente,
como si llevara enormes fardos de basura y excrementos,
y monos chillones,
pequeños payasos vociferantes y movedizos,
que mientras él concentraba toda su atención en atravesar el abismo sin caerse,
el abismo negro de su existencia,
le gritaban cosas hirientes,
se mofaban de él
y armaban allá arriba, sobre los fardos de basura y excrementos,
una infernal algarabía de insultos y sarcasmos.

x.ErnestoSábato.x

13.9.10

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¡Ay, si mis penas fueran sólo flor de un día
y mis alegrías la sonrisa de un muerto!





Si el cielo empieza a llorar...
pégate un tiro/búscate un camello



x.LaCabra.x

31.5.10

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-Algún día -le dije a Jan-, cuando se demuestre
que el mundo tiene cuatro dimensiones en vez de sólo
tres, un hombre podrá salir a dar un paseo y desaparecer
porque sí. Sin funerales, sin lágrimas, sin ilusiones, sin
cielo ni infierno. La gente estará por ahí sentada y se pre-
guntará "¿Qué le ha pasado a George?". Y alguien dirá,
"Bueno, no sé. Dijo que iba a por un paquete de ciga-
rrillos".

x.Factotum.x

28.4.10

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Ocurrió ahí al lado,
bajo esa farola,
bajo la luz tenue,
bajo tus cejas,
desde tus ojos.

Me atacó así,
de imprevisto,
por sopresa,
tachán,
voilá.
aquí está,
no te muevas
que quema,
que arde,
que abrasa
y
que deRRite.
http://www.chucho.net/blog/ricardo_ardiendo_carola_clavo.jpg
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RICARDO ARDIENDO RICARDO ARDIENDO RICARDO ARDIENDO

15.3.10

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Al mismo tiempo, todo claro y confuso.

Como arañas trepando por los brazos le llegan los pensamientos. A borbotones, violentamente impulsados por una ola líquida, por unas palabras de aliento. Y son tantos y le abruman de tal modo que tiene que frotar la mano por su mente acristalada para borrar la empañadura. Pero aún así mira por un vidrio ahumado, siente cosquillas en el cuello que lo incitan a volverse, tiene hambre de repente y no puede apartar de la mente el trotar de sus muelas y el voltearse de un jinete dulce y caliente. Mas no todo se vuelve amarillo de golpe.

Se sienta en el suelo y se siente suelo, se nota pedregal, se hace consciente de ser terruño y se observa crecer, observa crecerse la hierba. Y comprende que las gotas de rocío que lo cubren no están apenas frías, sino que todo él es un fulgor rojo como el fuego, todo él es fiebre ahora, por lo que una sed que sabe a sal le rodea la lengua.

Aparecen los pingüinos con sus torpes andares; llegan los osos, blancos como la leche; se va volviendo hielo todo lo que le rodea y su respirar catapulta un vaho grisáceo poco menos denso que el agua. Pero el calor no lo abandona, incluso aumenta. Le hace babear, además, ansiando impregnarse de su febril alucinación. Toca el suelo luego y su mano se hunde derritiendo hielo a su paso, hasta tocar el mar.

Es sólo al meter la cabeza cuando comienza a bajarle la calentura, cuando comienza a correr su savia sin las burbujas del hervir, cuando respira y el aire que inhala ya no infringe aquel gélido daño de su periodo de enfermo.

Y retorna su vida-en-piedra, mas anhela ser en árbol, ser en planta cualquiera, ser quizás en musgo solamente y sentir un galopar de patas de insecto por la espalda, un albergar huevos o larvas, huevos y larvas y telas de araña vibrando como un timbre cuando anuncia un invitado.

Bajo su informe textura brotan los alacranes, que de tan ariscos simulan amigos mudos o enemigos charlatanes, con lo que él se recluye más y más en sí mismo, en su ridícula aridez, bajo su rugoso caparazón y en absoluto silencio.

Y es que lo que más echa de menos de cuando no era pedrusco es el castañeteo de las ramas de los árboles los días de viento, el traqueteo de las aguas en el discurrir de los arroyos, las pequeñas explosiones de las hojas secas al contacto con el fuego.

Entonces se vuelve amarillo, se deja caer rodando por la ladera, se le van cayendo los miembros pétreos de a poco, se vuelve amari...

14.3.10

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[...] somos como hongos,
crecemos en los pasamanos de las escaleras,
en piezas oscuras donde huele a sebo,
donde la gente hace todo el tiempo el amor
y después fríe huevos y pone discos de Vivaldi.



x.CortázaR.x

10.3.10

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Fue un mordisco tan voraz,
una dentellada a media espalda.

El pedazo que me falta
comienzo a sentir
y ahora el blanco de mis ojos
se ha tornado gris.

Por salir de mi garganta
una voz que me recuerda a ti,

contaminas mis palabras,
solo sé decir
que encogido entre tus piernas
quisiera morir.

4.3.10

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Más y más me abrumo a cada segundo
pero mi boca quiere humo,
madera quemada,
pavesa,
despojo,
hollín gris, afín al negro.

Y ceniza entre mi ropa;

lamentos
de cada uno de los candentes hilos
escucho.

25.2.10

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No pisar las rayas de las aceras...
¡vaya bagatela de trauma, joder,
yo debo estar podrido!

7.2.10

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Me formo una coraza infranqueable para tus palabras,
ya sean afiladas como navajas,
ya golpeen fuertemente como ariete contra el portón de mi castillo.

Regresan tus palabras contra la boca que las pronuncia,
rebotan en mi costra y cargan el doble de daño,
engarzan mi asco
y no he de abrir la boca,
ni tan siquiera tengo que pensar en contestarte
para herirte de muerte,
para juguetear entre mis dedos con tu orgullo.

Y ME HINCHO. Me hago más grande que el mundo,
multiplico mi extensión en tu cabeza hasta que reboso,
hasta que empiezo a emanar por tus oídos,
hasta que tus palabras
como entonadas por mí
te ensordecen,
te aturden,
te colapsan de tal forma que tu cara se vuelve la mía
y te odias a ti mismo.

Ahora que soy dos, siento dos cosas.
O me quiero y me odio, o me odio doblemente.
Pero mi múltiple perspectiva es tan confusa...
Dulce y amargo a la vez,
despierto y soñando, susurro a gritos.
(...pero asesinato es suicidio ahora...)

Me/te quiero como a ti/mí mismo.

1.2.10

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...el amanecer me sorprenderá...
http://www.youtube.com/watch?v=nSEAk0OYYog&feature=fvw

18.1.10

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¡Unas veces me siento anarquista,
socialista otras veces,
ya conservador,
ya retrógrado,
místico a menudo,
quietista no pocas veces,
escéptico nunca!

x.MiguelDeUnamuno.x