Abro los ojos.
Oscuridad.
Pero no, silencio no. Tic-tac, tic-tac.
Aunque la fatiga cuelga lastres de mis párpados,
tic-tac-tic-tac y no puedo dormir.
Con la almohada tapono mis oídos pero,
tras fugaz incertidumbre,
lo escucho.
Lo siento,
lo noto,
me aterra.
Pasan incesantes los burlescos segundos
y mañana hecho un zombi,
mañana la cabeza como acribillada a navajazos,
mañana la boca abre que te abre, suspira, pide una cama a gritos.
Otra hora más
y las agujas son sarcástica sonrisa,
ODIO ESE PUTO RELOJ.
Y llegó el final #200
Hace 4 años