26.6.09



De cuando recién acostado en la cama
sentí unas ganas imperiosas de orinar junto con una inenarrable pereza y,
queriendo llegarme hasta el retrete en completa oscuridad,
avancé tan lentamente por el pasillo tanteando las paredes
que me di cuenta desde el marco de la puerta del baño
de que se me había hecho de día y los pájaros comenzaban a trinar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario