6.9.11

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La luz verde parece un ojo,
un impávido e inalterable ojo de pez
que me mira con gesto enigmático.
Me crezco
pero
vacilo
o pestañeo
o simplemente me canso y giro la cara mirando la pared,
o presto atención a un ruido
y dejo de mirar la luz verde aun viéndola,
asi que vuelve a derrotarme,
sabe ya más de mí que yo de ella y me duele y me ofende esto,
joder,
es una bombilla pintada de verde que no deja de observarme
y
me acompleja,
sí:
mis ojos no irradian nada.

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