29.9.09

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Sacrificó la dama y me monté dulces cábalas,
ilusorias conjeturas de triunfo y humillación.

Arrinconó a mis torres,
que se fueron demoliendo en sus esquinas.
Abatió a mis caballos con clavadas que impidieron la venganza de mi dama,
a la que dejó con vida hasta el fin de la contienda,
haciéndola partícipe del esperpéntico fracaso del rey.

Con un mate de pasillo finiquitó la trama
y alabé su victoria.
Alabé su victoria.
Hasta tres veces.
Adulador gesto de mierda.

Y responde:
"¿Otra?"

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