.
Sacrificó la dama y me monté dulces cábalas,
ilusorias conjeturas de triunfo y humillación.
Arrinconó a mis torres,
que se fueron demoliendo en sus esquinas.
Abatió a mis caballos con clavadas que impidieron la venganza de mi dama,
a la que dejó con vida hasta el fin de la contienda,
haciéndola partícipe del esperpéntico fracaso del rey.
Con un mate de pasillo finiquitó la trama
y alabé su victoria.
Alabé su victoria.
Hasta tres veces.
Adulador gesto de mierda.
Y responde:
"¿Otra?"
Y llegó el final #200
Hace 4 años
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