30.9.09

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Como si un hilo transparente lo sujetase,
inclinándose en el borde de la mesa,
vence la gravedad,
la angustia,
hasta el llanto,
rebosa ceniza
y colores y miles de formas,
inventa caleidoscopios mentales.

Respirando un denso humo que lo envuelve
es persona y cenicero.

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